viernes, 17 de febrero de 2023

“DE LA PELEA QUE TUVO DON CARNAL CON LA CUARESMA” CORELLA (NAVARRA).

 

Estos días, se preparan para celebrar las fiestas de Carnaval, esas fiestas que se celebran pasado un tiempo de los días de Navidad y que alegran a todos, niños/as y mayores, que idean bonitos disfraces, ingenian divertidas carrozas y preparan elaboradas coreografías para enseñar en sus municipios.

Muchas veces seguramente que algunos lectores se suman a esta tradición tan curiosa y pintoresca pero no se han preguntado el origen de la misma. Al igual que sucede en otras fiestas, aunque ahora no tenga gran relación con la religión, la fiesta tuvo su origen de la mano de esas sociedad totalmente religiosa tal y como encontramos en textos del siglo XIV.

Si buceamos en el origen del Carnaval, debemos hacerlo de la mano del conocido Juan Ruiz, más conocido como el Arcipreste de Hita, autor del Libro del Buen Amor, curiosa obra narrativa de diversa temática que se considera como el buque insignia de la literatura medieval española redactado en fechas próximas al año 1330.

Una de las páginas originales del Libro del Buen Amor.


En este caso, por medio de bonitos versos, explica el significado simbólico de la Cuaresma y de la Pascua por medio de dos personajes contrapuestos.

En primer lugar presenta a Don Carnal como un hombre mundano, amante de los placeres, al que le reta Doña Cuaresma. Todo empezará el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, al que se le conoce como Jueves de Lardero. Esa batalla durará toda la semana y finalizará con la batalla entre Carnal (consumidor de bueyes, cerdos, gallinas, becerros, cabras y demás carne) frente a Doña Cuaresma (prudente degustadora de mariscos y vegetales.

Don Carnal celebrará un suntuoso banquete, donde reinaron los excesos y como dice el refrán “de estos barros… esos lodos”, sucedió lo que nos imaginamos, que vino la pesadez y el sueño. Así, aprovechó mientras dormían Doña Cuaresma para asaltarlos y aprisionarlos.

Desde el primer día que D. Carnal está preso sucedido el Miércoles de Ceniza (símbolo del inicio de la Cuaresma) debe confesarse, hacer penitencia de ayuno y abstinencia (bajo dieta de lechugas, lentejas, alcachofas, etc. algo de lo que no estaba acostumbrado) mientras que para su desventaja, doña Cuaresma sigue disfrutando de paseos, asistir a la iglesia, etc. y de sus comidas ligeras y ricas en vegetales y pescado.

Fragmento de El combate entre don Carnal y doña Cuaresma. Pieter Brueghel el Viejo, 1559. Museo de Historia del Arte, Viena.

Tras pasar cuarenta días en esta situación (Cuaresma) y cuando don Carnal ya estaba más o menos acostumbrado de la situación y arrepentido, un día decide burlar a don Ayuno el día Domingo de Ramos y escaparse libre; reúne a sus compañeros con el objetivo de vengarse de doña Cuaresma, la cual al sospechar la represalia, se viste de bonita roja de viaje y ya el Viernes Santo huye hacia Jerusalén.

La tarde siguiente, ya sábado de Gloria, Don Carnal junto con sus amigos Don Amor, Don Almuerzo y Doña Merienda entran a la ciudad en un carro con música, representando la victoria, símbolo del Domingo de Resurrección.

Así pues, tras hacer un breve recorrido por una de las más conocidas obras literarias que trata el tema del Carnaval a modo de contraposición, podemos decir que esa festividad, se celebra en fecha variable, pudiendo tener lugar desde finales de enero hasta principios de marzo según cuando toque la Semana Santa (que como sabemos depende del ciclo lunar).

En España, como fiel país cristiano por excelencia, seguidor de las tradiciones, el Carnaval todavía hoy es una de las fiestas más participativas, lo mismo que sucede si nos acercamos a Navarra, que ha destacado siempre por las celebraciones del Carnaval, donde se le conoce por su relación con danzas y rituales, con grandes espectáculos, teniendo grandes contrastes de la zona norte a la sur.

En la zona norte siempre está más centrado en el ámbito rural con protagonistas como carboneros, brujas y bandidos, fantasmas y mayordomos y seres mitológicos, como personajes que recorren el entresijo de calles de cada localidad para ir dando paso a la Cuaresma.

Podemos citar localidades del norte de Navarra como Arantza con su popular mozorro zuriak, ligados también a la gastronomía. y ¿quién no ha escuchado hablar de los Carnavales de Lanz? donde el bandido y gigante Miel Otxin es ejecutado y quemado.


Zanpantzar de Ituren, Patxi Uriz.

También a nivel gastronómico, en muchos municipios de Navarra para el Jueves de Lardero (jueves anterior al Miércoles de Ceniza) se elaboran comidas típicas como los preñados (pan relleno de chorizo y huevo duro), tortillas de chorizo… que incluso se suelen ir a comer al campo, para despedirnos de comer carne durante una temporada (lo que dure la Cuaresma).

Típica culeca de pan con chorizo y huevo duro.

Algo similar sucede con los de Alsasua, donde se les conoce como los momotxorros, personajes fieros que atacan al público acompañados de brujas y fantasmas, en un desfile presidido por el macho cabrío. También sucede de forma paralela en Goizueta, donde los carboneros o zomorrok llevan cencerros en sus espaldas y manchan con carbón al resto de personajes.

También podemos citar localidades como Lesaka con la visita de los zaku zaharrak, Bera, Arizkun o Ituren con los conocidos zanpantzar.

Si en ocasiones nos hemos referido a Navarra como “tierra de contrastes” eso es lo que sucede con los Carnavales, pues frente a los seres rurales, populares de la zona norte, vamos a pasar a la Ribera, donde reina la broma y el colorido en esa fiesta.

En Tudela por ejemplo, son muy conocidos los personajes llamados cipoteros, ya que van con máscara y cabeza cubierta por las calles. En Cintruénigo también se ha escuchado mucho hablar de los conocidos zarramusqueros, que ocupan las calles del pueblo el sábado y domingo de Carnaval manchando con sulfatadoras de agua y azulete a aquellas personas con las que se cruzan y no van disfrazados.

Sulfatadora con la que manchan a la gente en Cintruénigo.


Y ahora, llega el turno a nuestra querida localidad de Corella, donde ha tenido periodos de auge y de decadencia. Recuerdo aquellos años jóvenes de mis padres, en los que las cuadrillas se disfrazaban el sábado por la noche e incluso había concursos de disfraces con grandes premios económicos. Unos años después el Carnaval decayó hasta que hace pocos años, gracias a varias entidades corellanas relanzaron la fiesta, creando desfile de carrozas y disfraces y volviendo a fomentar la alegría de la fiesta.

Fotografía del Carnaval de Corella.


Ciertamente, aunque hayan pasado casi 700 años desde que el Arcipreste de Hita escribiera ese pequeño cuento para representar la Cuaresma vinculada a la contrición frente al Carnaval como derroche, todavía hoy, sigue siendo una fiesta gastronómica, divertida y libre para dar paso al periodo de reflexión personal y de propósitos de enmienda.

En nuestro municipio como curiosidad no se realiza a día de hoy pero en otras localidades es conocido como fin del Carnaval el tradicional entierro de la sardina, donde se quema un pez confeccionado con papel como símbolo de espera al próximo año.

Es por eso que no he querido dejar perder esta fecha para poner en valor una de nuestras fiestas como son los Carnavales, que aumentan nuestro patrimonio inmaterial y tradiciones que vienen de un pasado totalmente religioso y que han sabido adaptarse a los tiempos.

Que paséis felices días recordando cómo disfrutábamos del Carnaval desde los tiempos más remotos hasta la actualidad. 

Un saludo cordial.



©Andrés J. Sanz Fernández (17-2-2023)

jueves, 2 de febrero de 2023

POR SAN BLAS...

 Hoy, 3 de febrero se celebra la festividad de San Blas, aquel santo que a todos nos viene a la mente cuando hablamos de los tradicionales “roscos de mazapán y los de leche” como los distinguimos en nuestra ciudad de Corella.


VIDA DE SAN BLAS:

Ahora pues, que nos acercamos a su fiesta cabe preguntar quién era San Blas.

Según su hagiografía (o vida de santos),  fue un obispo que murió mártir y, en la actualidad es uno de los santos más populares del cristianismo de Oriente y Occidente.

Nació en Sebaste, ciudad de Armenia, durante la segunda mitad del siglo III. En esa ciudad estudió y ejerció de médico. También allí lo eligieron obispo y derramó su sangre.

Su profesión como médico, le ayudó a reflexionar sobre los límites y la caducidad del Ser Humano, que le hicieron comprender las miserias y la fugacidad de la vida, solamente superable desde el prisma de la fe. Así, consciente de que sólo los bienes eternos eran superiores, se retiró a una cueva solitaria en el Monte Argeo, para dedicarse a la oración, meditación y a la penitencia.

San Blas, pintado por Hans Memling en 1491. Situado anteriormente en la Catedral de Lübeck, ahora se encuentra en el Museo de St. Annen en Lübeck, Alemania.
Una vez ya vivía en la cueva, murió el obispo de Sebaste y, los fieles de la población, creyeron oportuno que Blas ocupara el cargo de pastor de su diócesis, cosa que rechazó. Tras numerosas insistencias, aceptó recibir las órdenes sagradas de presbítero (sacerdote) y más tarde, las de obispo. Se entregó a su pueblo cristiano y, su descanso era retirarse a su cueva en la montaña para leer la Biblia y pasar largas horas de oración y ayuno.

Tuvo gran amor por los animales, los cuales, pese a vivir en el monte, se acercaban a contemplar a Blas mientras sus oraciones, recibiendo siempre muestras agradables de afecto.

El pontificado de San Blas tuvo al principio una feliz etapa, pero llegó la hora de la persecución con tortura y muerte de muchos cristianos. Eso le hizo realizar cultos por la noche, de forma discreta e incluso consiguió dar el último auxilio y despedir a algunos presos.

Finalmente, el obispo fue capturado y trasladado detenido con cadenas a la presencia del gobernador romano. Mientras cruzaba las calles de su ciudad, se obró un gran milagro recogido en su acta martirial: “Una madre angustiada junto con su hijo moribundo (al tener clavada una espina que le atravesaba la garganta de cuya infección se ahogaba), se acercó a Blas con su niño en brazos suplicándole que se apiade de su pobre y único hijo. Blas, olvidando su arresto, va a remediar el dolor ajeno, pone su mano sobre el niño agonizante y, traza la señal de la Cruz sobre su garganta. Durante unos instantes ora fervorosamente por él y, el muchacho se reanima, arrojando la espina que le ahogaba y recuperando su salud”. Gracias a este milagro, en la iglesia le tenemos como intercesor y protector de las gargantas.

Milagro de San Blas ante el niño atragantado.
Tras dicho milagro, al llegar al gobernador, decreta que rechace su fe, alabando a Dioses paganos, cosa que niega rotundamente y, finalmente, el 3 de febrero del año 316, acaba decapitado tras una brutal tortura, a las afueras de la ciudad.

Fieles cercanos a San Blas, recogieron su cuerpo, enterrándolo, donde hoy está erigido un templo y, desde allí, se extendieron sus reliquias por todo el mundo.

En la actualidad, su imagen preside altares y retablos de muchas iglesias locales e incluso de catedrales.

ICONOGRAFÍA DE SAN BLAS:

Respecto a su iconografía, podemos destacar los siguientes símbolos:

Escultura barroca de San Blas, patrón de Peralta, procedente de la Iglesia Parroquia. Imagen tomada de la web del Ayuntamiento de Peralta.
  • El báculo: se nos muestra como el atributo de los obispos y simboliza su misión, ser pastor de almas de su diócesis.
  • Una vela: tiene su origen en el mandato que el santo dio a una viuda a la que el lobo le había robado su único bien: un pequeño cerdo. Cuando acudió a ver al santo encarcelado, le llevó la cabeza y las patas del cerdo, unas semillas y una vela para que se alumbrara en la cárcel. El santo después de haber comido de la cabeza y las patas del cerdo, le encomendó que en el aniversario de su muerte llevara a la iglesia una vela y la ofreciera en su nombre, asegurándole a ella y a cuantos hicieran lo mismo, que todas sus cosas marcharían bien. La mujer así lo hizo y, su vida transcurrió bien. Posteriormente, dos velas en forma de aspa serán utilizadas para la prevención o cura de los males de garganta invocando a San Blas. En nuestra Corella, luego contaré su relación con las velas.
  • La palma: en la era precristiana simbolizaba la victoria, mientras que la cultura cristiana la adopta como símbolo de victoria pero aplicada al espíritu. De ahí que sea el símbolo triunfal de los mártires de la fe.
Pasamos pues a hablar de su devoción, que tiene gran arraigo en España, donde numerosos templos llevan su nombre. Está reconocido como el santo de los niños y de los sencillos, pues muchas son las cualidades de su personalidad: dulzura de carácter, sencillez, modestia, pureza de sentimientos, servir a los demás hasta olvidarse de sí mismo, compasión ante la miseria, amor a los animales y, las numerosas curaciones milagrosas atribuidas a su intercesión.

SAN BLAS EN CORELLA, HISTORIA Y ARTE:

Y ¿dónde encontramos a San Blas en Corella?

Nuestra ciudad, aquella que podíamos llamar como “el altar de todos los Santos”, no pierde ocasión en esta fecha y, es también una de las celebraciones que más peculiaridad aporta al patrimonio inmaterial de nuestro municipio.


SAN BLAS EN LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL DE CORELLA:

Terminado pues todo este largo repaso histórico de la ermita de San Blas, no hemos acabado. Nos queda todavía, conocer la imagen pictórica de San Blas, que se conserva en la Parroquia de San Miguel de Corella.

Encontramos la imagen de San Blas en el que se denomina como “retablo de Santa Lucía”, ubicado a los pies de la iglesia, en la crujía final, justo debajo de la torre izquierda, anteriormente ubicado en la capilla de los Asiain, hoy capilla – panteón de los Arrese, hoy ocupada por el confesionario. 

Fue realizado en 1633 y vino a sustituir a uno anterior realizado en el siglo XV. Por fecha de realización, es el segundo más antiguo de todos los conservados en la parroquia y, el primero en seguir las líneas barrocas junto con su retablo similar, el de San Bartolomé.

Retablo de San Blas, parroquia de San Miguel Arcángel de Corella.
Entre sus artífices, se perfila Diego Pérez de Bidangoz como tallista y como pintores pudieran ser Celedonio Pérez del Castillo o Francisco Leonardo de Argensola. Mucho más probable es que sea Celedonio su pintor, pues ya lo hemos citado antes como pintor del cuadro destinado a la ermita de San Blas y, coincide con su estilo artístico y con la iconografía de San Blas.

Las características del retablo responden a un barroco inicial, ya que tiene una predela pintada con diversas escenas bíblicas así como los apellidos de la familia de los Asiain, en cuyo escudo está escrito (los que bien sirven a su Majestad el rey). El cuadro está enmarcado y flaqueado por columnas estriadas terminadas en capitel corintio, sobre las que descansa un entablamento de friso moldurado y un frontón partido.

Detalle del escudo de Asiain (con el rótulo de "los que bien sirven a su majestad el rey"), retablo de San Blas. Parroquia de San Miguel Arcángel de Corella.
En la iconografía del cuadro, aparecen tres figuras pintadas a cuerpo entero, que son Santa Lucía, acompañada de San Juan Bautista (en memoria de su comitente al llamarse (Juan Francisco Asís) y San Blas.

Finalmente, acabando con el patrimonio sobre San Blas, la parroquia de San Miguel, aunque hoy conservada en la parroquia del Rosario, tiene una reliquia de San Blas compartiendo relicario con San José, de la época barroca, siguiendo el canon de una campana de plata como base y, con un viril redondo de reducidas dimensiones. Para tapar la reliquia encontramos por una cara un grabado coloreado de San José y, por otro el otro lado, una imagen a plumilla de San Blas obispo, en la que aparece escrito “San Blas”.

Relicario de San Blas, parroquia de San Miguel Arcángel de Corella.
Aquí acaba nuestro recorrido histórico-artístico, que como hemos visto, ha dado para numerosas páginas. Ahora comenzamos por el recorrido inmaterial y, si me permitís llamarlo, “dulce recorrido”.

CELEBRACIÓN DE SAN BLAS EN CORELLA. VIVENCIAS Y ACTUALIDAD:

¿Cómo se celebra la fiesta de San Blas en Corella?

Está claro que al tener ermita, sería tradición ir caminando hasta la ermita a escuchar una de las numerosas misas que se celebraría en ella y, degustar unos ricos dulces. Al declarar en ruina la ermita en 1733, aquellos fieles tendrían que ir a la Iglesia de Araceli, lugar al que se trasladó el culto a San Blas de la citada ermita y, hoy en día, encontramos en todas las iglesias y conventos de Corella el acto de la “bendición de los roscos”.

Roscos de Mazapán de Corella.
Nuestra ciudad se caracteriza por tener esos ricos “roscos de mazapán y de leche”, elaborados siguiendo la receta artesanal con tanto mimo por parte de la familia Manero, puesto los dos hermanos (Javier y Ricardo) los comenzaban a elaborar y comercializar, junto con la panadería del Pablillo y el Banderín, pasadas las fiestas de reyes. 

Roscos de leche decorados. Corella.
Es entonces cuando se llenaban bandejas de roscos, de los dos tipos, bañados de merengue blanco, en ocasiones un tanto pegajoso y, con sus bolitas de colores para decorarlos.

Este año, en Corella, nos queda la tradicional pastelería de Javier Manero y Loli, que siguen preparando con esmero sus roscos, para, el día 3 de febrero, en primer lugar, llevarlos en capazos y carrillos a las iglesias a bendecir y, después disfrutar de una rica merienda. Hoy, también hace unos ricos roscos el hijo de Inés, la pastelera de la Calle Mayor.

En mi recuerdo tengo, aquellos 3 de febrero, que nada más salir a la una del mediodía de la escuela, me esperaba mi abuela María en el parquecillo de Arrese (cerca de su casa), al principio con un rosco muy decorado con animales de azúcar, plumas y demás decoración, atravesado por su agujero con un lazo para colgármelo al cuello e ir, a la una y media a la bendición que se realizaba en la parroquia de San Miguel. Cuando ya íbamos creciendo, era el momento de llevarlos metidos en una cesta en lugar de llevarlos colgados.

Un servidor con pocos meses, acompañado de su abuela María (q.p.d) y su madre Mayte.
Allí, llegados al templo todos tan ilusionados, se realizaba una breve oración y, pasaba el cura a bendecirlos, intentando todos nosotros niños, que llegaran cuantas más gotas de agua posibles, mejor, a nuestro rosco, el cual llegaba a casa bastante deteriorado de haber metido el dedo para probar su blanco merengue.

Degustando el rico rosco de mazapán con un año y medio de edad, con mi abuelo Jesús (q.p.d.)
En la iglesia, tras la bendición, era costumbre besas la reliquia de San Blas y, ir al retablo de San Blas, donde había una especie de depósito de metal negro, a los pies del retablo, con unas largas filas de velas de cera natural, las cuales encendíamos y apagábamos soplando. Aquellas velas y ese depósito, con las obras de rehabilitación desaparecieron.

Un poco más crecido, con rosco colgado y rosco en cesta.
Así, la bendición de alimentos, se celebraba en la misa de 10, a las 13:30h., a las cinco de la tarde y, en la misa de 7. A quien no le daba tiempo en esas misas, podía ir a las misas de los conventos, con sus capazos llenos de roscos, caramelos, pan del día y la bolsita de sal o azúcar, para que impregnara de bendiciones los alimentos que todo el año habíamos de consumir.

Hoy, todavía sigue siendo, junto con San Antón, una de las fiestas más populares y, a la que más personas, niños y mayores se acercan a la iglesia a bendecir sus alimentos y a besar la reliquia del santo.

TRADICIÓN ORAL A SAN BLAS, REFRANES:

Todavía se recitan algunos refranes muy sonados, tales como:

Cigüeñas por San Blas.
  • Por San Blas, las cigüeñas verás y, si no las ves, ya no las verás”. Que este año precisamente, ya hay cigüeñas por nuestro entorno. 
  • "El primero hace día, el segundo Santa María, el tercero San Blas, y el cuarto, San Nicolás" y el quinto, Santa Águeda”. Así nos explicaban los días del mes de febrero con su santoral.
  • "Hasta la Presentación, Pascuas son y, si el cuerpo lo resiste, hasta Corpus Christ”e”. Pues acabamos de terminar con los dulces navideños, cuando ya nos metemos a comer los apetitosos roscos de San Blas. 
  • “Si hiela por San Blas, treinta días más”. Que este año precisamente, estamos insertos en una ola de frío con hielo. 
Aprovechamos desde estas líneas también, para pedir a San Blas su intercesión en nuestras gargantas, así como por todos aquellos que tienen problemas de garganta, afonía, etc.

San Blas bendito, ora pro nobis.

© Andrés J. Sanz Fernández
03/02/2023.





Nota aclaratoria: Todas las imágenes contenidas en este escrito contienen Derechos de Autor. No se autoriza su copia y distribución indebida( © )


domingo, 15 de enero de 2023

PISAR CORELLA CON MAL PIE: SU ALTEZA REAL EL PRÍNCIPE DE VIANA

El próximo día 20 de enero se celebra una efeméride de especial importancia para nuestra tierra navarra, nada menos que el 600 aniversario de la creación del título de Príncipe de Viana.

Aquellos cuantos nos sentimos navarros y orgullosos de nuestra tierra, presumimos de que la figura del heredero al trono de España tenga entre sus muchas distinciones aquella de “Príncipe/ Princesa de Viana” pero no es algo que haya costado pocos quebraderos de cabeza especialmente a Navarra y a nuestra querida ciudad de Corella.

Con motivo de tal efeméride, en el Archivo Real y General de Navarra se conserva (y expone estos días) aquel privilegio de institución del título que el rey Carlos III el Noble firmó en Tudela para su nieto Carlos de Trastámara el 20 de enero de 1423.

Carlos de Trastámara, persona principal de este escrito, popularmente conocido también como Carlos de Viana era hijo del infante Juan II de Aragón y de la reina Blanca I de Navarra. Nació en el Castillo de Peñafiel (Castilla) el 29 de mayo de 1421. Fue educado en el Castillo – Palacio de Olite y mimado concienzudamente por su abuelo Carlos III el Noble, quien creó el Principado de Viana para él, al estar destinado como primogénito a ser Rey de Navarra.

Su madre Blanca de Navarra antes de morir dispuso en su testamento con el fin de asegurar la paz entre el hijo y el padre, que llegado el momento no se coronase rey de Navarra a su hijo sin contar con el consentimiento del padre, de Juan II. Esto fue el detonante para un odio irreconciliable entre padre e hijo por acceder al trono navarro y que hasta la muerte del Príncipe ocasionó constantes disputas dividiendo a la población entre los partidarios de uno o del otro.

Lo que estaba claro que Juan II no soportaba pasar de ser Rey consorte de Navarra a ser Infante de Navarra porque su hijo fuera coronado rey de Navarra. Motivo por el cual, Juan II a los seis meses de enviudar de Blanca de Navarra casó con Juana Enríquez con quien al año siguiente (1452) tuvieron a Fernando, hermanastro de Carlos de Viana y que nada menos llegaría a ser el rey Fernando el Católico, quien también estará vinculado con Corella como veremos en otra ocasión.

A Carlos de Viana no solo se le conoce por los enfrentamientos dinásticos con su padre sino también por su papel de mecenazgo en la escritura, la cultura y las artes. Fue Infante de Aragón y de navarra, Príncipe de Viana y de Gerona así como llegó a ser Rey de Navarra entre 1441 y 1461, conocido como Carlos IV de Navarra.

Esta costumbre de aumentar los títulos territoriales de las monarquías europeas surge allá por la Baja Edad Media, teniendo como ejemplo que el heredero a la corona inglesa recibía dignidad de “Príncipe de Gales”, su homónimo francés como “Delfín de Viena”, que realmente no era otra cosa sino subrayar cierta posesión de territorios pertenecientes a la corona. Así sucedería también en España, recibiendo los herederos al trono el título de Príncipe de Asturias para los Reyes de Castilla y Príncipe de Gerona para los Reyes de Aragón.

La creación del título de Príncipe de Viana, además de reconocer dignidad territorial al sucesor al trono, aportaba un conjunto de bienes que se incorporaban a su posesión, tales como castillos, villas y tierras junto con rentas que apoyarían su causa y servirían para financiación. Entre las villas incorporadas, a la cabeza encontramos a Viana, sumado a Laguardia, San Vicente de la Sonsierra, Genevilla, Aguilar, …, así como Peralta, Cintruénigo, Cadreita y nada menos que Corella y el des poblado de Araciel.

La unión de Corella al título no es casual, pues aparece la razón del llamado “Derecho de pisada”, debido a que Corella era la primera tierra del reino en ser pisada por el heredero al trono a su llegada a Navarra; por tanto, de ahí nuestro título de que ya el mismísimo Carlos de Trastámara y de Viana, o el popular Príncipe de Viana a su llegada a Navarra, pisó con mal pie nuestra villa de Corella, siendo la primera en vender incumpliendo las clausulas marcadas por su abuelo.

Pronto se acabaría la paz de la Villa de Corella, ya que ente 1429 y 1430 el municipio fue asaltado, saqueado e incendiado por completo por las tropas castellanas así como los vecinos de la cercana localidad de Alfaro debido a las eternas disputas por las aguas del río Alhama, lo que sumió a la población en una gran desolación, que rápidamente y gracias a ser territorio fronterizo entre los tres reinos, sería superada con creces.

Entre las cláusulas de la creación del título del Principado de Viana a las que se acogía el Infante Carlos se encontraba la de indivisibilidad de los territorios, así que no podían venderse ni disgregarse, cosa que se incumplió desde el inicio, ya que fue primer territorio que vendió, la villa y castillo de Corella el 5 de septiembre de 1448. Vendió “el señorío de Corella” a su tío Juan de Beaumont junto con las rentas y derechos por un coste de 6.000 libras de carlines, lo que supuso la implicación y participación directa de Corella en las guerras entre agramonteses y beaumonteses, quejándose los vecinos por la enajenación de la villa y no quedando más remedio que volver a ser la villa incorporada a la corona por parte de Juan II de Navarra, padre del Príncipe de Viana tal y como consta en un privilegio de igual forma expuesto para estos días en el Archivo de Navarra, un año y un mes (octubre de 1449) más tarde de su venta.

Las quejas y argumentos que la población corellana exponía eran aquellas como que el príncipe no tenía consideración por sus dominios, que al príncipe sus tierras lejanas no le importaban, y la principal de ellas, que la villa fue el primer lugar que el Príncipe pisó en su entrada al reino de Navarra, y que de acuerdo al derecho de España, los lugares donde primeramente arribasen los príncipes primogénitos, éstos deben ser suyos. Finalmente, con esta polémica lo único que se logró fue que las gentes de Corella fueran partidarios del bando agramontés en favor del rey Juan II y en contra del Príncipe de Viana en castigo por los desplantes.

Una vez ya incorporada Corella a la corona por parte de Juan II, fue durante la segunda mitad del siglo XV con la famosa guerra civil librada entre los bandos de agramonteses y beaumonteses cuando el título iba pasando a herederos al trono sucesivamente hasta la incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla, cuando realmente dejó de utilizarse tal distinción, en 1512.

Como curiosidad, una de las herederas al trono de Navarra y a su vez Princesa de Viana fue  Leonor I de Navarra, la hermana del Carlos Príncipe de Viana quien concederá a Corella en 1471 un día de mercado (los jueves de cada semana) y nada menos que el asiento en Cortes de Navarra al nombrarla con el título de buena villa. Si un hermano nos quiso tan poco, con una hermana conseguimos posición destacada en las Cortes del Reino de Navarra.

Aquel escaso apego al título de Príncipe de Viana por parte de los herederos al trono de España a lo largo de los siglos y hasta la actualidad hizo que fuera la misma ciudad de Viana la que durante siglos reclamó su posición al mismo nivel que el Principado de Asturias y, hace exactamente 100 años, la Diputación Foral y Provincial de Navarra oída la ciudad de Viana, con motivo del entonces V Centenario del título de Príncipe de Viana solicitó mediante petición formal un 13 de marzo de 1923 al rey Alfonso XIII la rehabilitación del título.

Unos años más tarde, en 1978  con motivo de la aprobación de la Constitución Española, quedaba recogido que al príncipe heredero de la corona de España, además del título de Príncipe de Asturias, se le añadirían los títulos vinculados tradicionalmente al heredero sucesor, por lo que entre ellos iba el de Príncipe de Viana y, también nada menos, el de “Señor de Corella”.

Refiriéndonos ya al terreno iconográfico, podemos afirmar que la imagen más antigua que representa al Príncipe de Viana es la miniatura que se halla en un códice del Real Archivo de la Corona de Aragón elaborado hacia 1480.

Imagen del Príncipe de Viana. Códice de Aragón.


Aquí no acaba el hilo de la curiosidad, que llega hasta límites más inimaginados pues ¿sabías que Corella tiene uno de los retratos más antiguos del Príncipe de Viana? A pesar de lo poco que nos quiso el primer Príncipe de Viana, numerosas investigaciones, han apoyado la tesis de que el óleo sobre tabla del siglo XV que se ha conservado en Corella durante años en la familia de D. Dámaso Escudero representa la citado Carlos de Viana, pieza que procedía de los Marqueses de Montesa y que analizó detenidamente en un estudio Tomás Domínguez Arévalo[1].

Imagen del óleo sobre tabla del Príncipe de Viana. Colección de D. Dámaso Escudero (Corella).

Diversas teorías describen la figura como un personaje propio del siglo XV, con su atuendo de terciopelo, pieles, caperuza y calzas encarnadas, zapatos con gruesa suela de madera y un collar de alguna Orden de Caballería; cinturón de bolas de oro con relieves del que pende una espada. Respecto a su fisonomía la describen como dulce, con barba y melena roja, nimbo de oro en su cabeza y flecha en la mano derecha, arco en la izquierda y dos ángeles que sostienen el cortinaje de fondo. Entre las tres versiones que se investigaban, unos decían que era el primer Marqués de Montesa (cuando realmente dicho primer Marqués era un caballero del siglo XVIII); otros afirmaban que era el Príncipe de Viana, mientras que unos terceros sostenían que fuera San Sebastián Mártir representado como señor medieval con los atributos de su martirio.

Realmente, a los investigadores de la historia y arte corellano amantes del mismo, nada nos sorprende que sea un San Sebastián mártir, similar al que se conserva en la primera sala del Museo Arrese, ya que de igual técnica, pintado al óleo sobre tabla y procedente del retablo de San Miguel de la Parroquia de Vierlas (Zaragoza) aparece una similar iconografía, donde vemos al santo con los atributos de su martirio, y como es típico en el arte aragonés, aparece vestido con traje de caballero. Dicha pieza del Museo corellano fue realizada hacia 1515 y está atribuida a la escuela de Martín Bernat, en su gótico tardío.

Óleo sobre tabla de San Sebastián, colección Arrese, Corella.

Tampoco estas dos iconografías son las únicas conocidas, pues la más característica es el retrato en óleo sobre lienzo que pintó el joven malagueño José Moreno Carbonero en 1881, actualmente conservado en el Museo del Prado. Gracias a dicha obra fue premiado con la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Dicho cuadro nos muestra a Carlos, Príncipe de Viana (1421 – 1461) en la mitad de su vida, entre guerra y guerra, trasmitiendo melancolía, introversión, intelectualidad y abandono, rodeado por ese contexto de biblioteca antigua donde prima el desorden.

El Príncipe de Viana, obra de José Moreno, 1881. Museo del Prado.


Tan reconocido es este cuadro que incluso se conserva una copia de grandes dimensiones en la antesala del trono del Palacio de Navarra, en una pequeña salita.

Y para ir terminando este pequeño artículo, cabe preguntarnos si el Príncipe de Viana ha pasado por Corella. Siendo nuestra ciudad destacada por sus edificios barrocos, sus templos recargados y por su modo de vida, destacada a su vez dentro de la geografía Navarra, tendremos prontamente que afirmar que sí, que Corella ha tenido dentro de sus calles a varios Príncipes de Viana.

Obviamente, el primero en pisar la entonces Villa de Corella fue Carlos de Trastámara, conocido como el primer Príncipe de Viana y protagonista de este escrito, al ser Señor de Corella y por ser el primer territorio que pisó para entrar en su Principado.

El segundo del que hay constancia escrita es la llegada a Corella del Infante Luis, que llegaría a ser Luis I de España, llamado “el Bien Amado”. Fue el hijo mayor de Felipe V y de María Luisa de Saboya, quienes vivieron en Corella desde el 14 de junio de 1711 hasta el 20 de octubre. Durante esos 4 meses dicho Príncipe de Asturias y de Viana, a su vez Señor de Corella residió en el conocido Palacio de Agustín de Sesma y Sierra, popularmente denominada Casa de las Cadenas. Precisamente fue el rey más breve de España, ya que como rey duró 229 días desde el 15 de enero de 1724 hasta su fallecimiento.

Retrato de Luis I, obra de Miguel Ángel Houasse, 1707. Fundación Vicente Marín de Bretún (Soria).


La tercera visita de la que se tiene constancia es la del entonces Príncipe de Asturias, el Infante Alfonso Francisco de Asís, hijo de Isabel II y de Francisco de Asís de Borbón, posteriormente conocido como Alfonso XII, el cual visitó Corella junto a su padre en 1864, durante su estancia en el Balneario de Fitero y rezaron ante la imagen de la Virgen de Araceli visitando a las Madres Carmelitas Descalzas.

Y por último, la cuarta vez que un Príncipe de Viana se trasladó a Corella, ha sido la más reciente para todos los lectores, fue el jueves 8 de noviembre de 2001, cuando S.M. el Rey Don Felipe VI, entonces en calidad de Príncipe de Asturias vino a Corella con motivo de la reinauguración y apertura del Museo Arrese – Convento de la Encarnación.

El Príncipe Felipe abriendo la placa de inauguración del Museo Arrese de Corella junto con Miguel Sanz, 8 de noviembre de 2001.


Aquel día, durante la presentación, en la que estuvieron presentes las principales autoridades de Navarra y de Corella, siendo el corellano Miguel Sanz Sesma Presidente de Navarra, en presencia del Presidente de la Fundación Arrese, se le presentó al Príncipe Felipe como Príncipe de Asturias y de Viana así como Señor de Corella y de Peralta, en alusión al histórico título que hoy comentamos y que el próximo día 20 de enero hará 600 años de su creación.

¿Pisará la Princesa de Viana la ciudad de Corella algún día? ¿Lo hará con mejor pie que su antecesor Carlos de Trastámara?

Así pues, hablar del título de Príncipe de Viana es hablar del título de Señor de Corella, ya que ambos van juntos gracias al artículo 57.2 de la Constitución, donde se cita que “el Heredero de la Corona, desde su nacimiento, o desde que se produzca el hecho que origine su llamamiento, ostentará la dignidad de Príncipe de Asturias y las restantes anejas a la condición de Primer llamado a ceñir la Corona en su momento”.

Hoy también quedan en el recuerdo del título de Príncipe de Viana los famosos premios navarros a destacadas personas relacionadas con la cultura, que de forma anual se entregan; hasta hace pocos años, presididos por el Príncipe de Viana y, posteriormente, por los Reyes de España. También hoy, la institución navarra encargada de la conservación del patrimonio es la Institución Príncipe de Viana, en recuerdo del primer Infante.

Hoy, por tanto y para concluir, la Princesa de Viana y Señora de Corella es doña Leonor de Borbón y Ortíz, en calidad de heredera de la Corona; siendo Princesa de Asturias, como heredera de la Corona de Castilla, cuyo origen se remonta a 1388​ (y asumiendo de forma implícita los señoríos de Trujillo, Cáceres y Salamanca); Princesa de Gerona, duquesa de Montblanch, condesa de Cervera y señora de Balaguer, como heredera de la Corona de Aragón,​ con orígenes en 1351, 1387, 1353 y 1418, respectivamente; Princesa de Viana, como heredera del Reino de Navarra,​ con origen en 1423 y Señora de Corella (en 1134 al ser nombrado García Remírez como Rey de Navarra pasó a formar parte Corella del Patrimonio Real, reafirmado luego con la creación del título de Príncipe de Viana en 1423) y Peralta.

La historia del Carlos de Viana se pierde en los tiempos por no haber sido lo que pudo llegar a ser, ya que pudo haber sido casado con Isabel de Castilla pero el destino hizo que fuera su hermanastro el que casara con ella, para unir los reinos de Castilla y Aragón. Una vida corta, de luchas por un destino que jamás le llegó.

A pesar de todo, Carlos de Trastámara y Evreux llegó a ser, como hemos dicho al principio, un importante personaje de la historia y de la cultura navarra, ya que fue autor de la “Crónica de los Reyes de Navarra” y tradujo numerosas obras de Aristóteles.

Esperamos haber contribuido con este escrito a ubicar Corella en el mapa de la historia, especialmente en el VI Centenario de la creación del Principado de Viana y, en la medida de lo posible, de dar a conocer la vida corta pero intensa de Carlos de Trastámara como Señor de Corella para hacer un recorrido hasta la actualidad.

Feliz VI Centenario de la creación del título de Príncipe / Princesa de Viana y, por ende, Señor/a de Corella.



[1] Revista de Historia y Genealogía Española. 1912 .p.228. Tomas Domínguez Arévalo. Euskomedia.


©Andrés J. Sanz Fernández (15-01-2023)