jueves, 6 de febrero de 2014

D. JUAN ESCUDERO ARÉVALO: UN MECENAS EN LAS ARTES CORELLANAS.

EL PRESENTE ARTÍCULO SALDRÁ EN LOS PRÓXIMOS DÍAS EN DIARIO DE NAVARRA Y YA LO HA RECIBIDO LA FAMILIA DE D. JUAN ESCUDERO.

Hablar bien de una persona tras su fallecimiento es tarea fácil, por ello, sirvan estas letras únicamente para agradecer si cabe la gran labor realizada por D. Juan Escudero Arévalo. Ayer por la mañana fallecía en su casa de Las Palmas de Gran Canaria, casa que él consideraba como segunda residencia, pues ante todo, se mostraba como un “corellano de pura cepa”. Hasta su casa se encontraba en la calle caballeros en memoria de sus antepasados (pertenecientes a la orden de los Caballeros de Santiago y de Malta).

No me corresponde a mí mostrar elocuencia sobre su persona, sus virtudes y sus buenas obras, pues tomando la célebre locución latina "Te decet hymnus Deus, in Sion" (“En Sion cantan dignamente tus alabanzas”) de eso ya se encargará Dios por mediación de la Virgen del Pino (patrona de Gran Canaria) a la que profesaba gran devoción por su difunta esposa.


Capilla de Santa Teresa de Jesús, Familia Escudero; Iglesia del Carmen, Corella.

Así pues, D. Juan Escudero nació en Corella, en el seno de una familia extremadamente numerosa (siendo el duodécimo de un total de 13 hermanos) siempre dedicada a la agricultura. Creció y fue preparado para llevar el negocio familiar, encomienda que no sólo supo llevar con nota de sobresaliente sino que lo incrementó dedicándose plenamente a la agricultura y al mantenimiento de un gran linaje que ha permanecido en Corella desde el siglo XV.

Don Juan era una persona culta, ordenada, metódica, amante del arte y patrimonio, gran apasionado del arte contemporáneo, amigo de las finanzas y sobre todo corellano. En las largas conversaciones que hemos mantenido, no había día que no nos sorprendiera con una historia que la revivía mentalmente como si nos remontara al pleno siglo XVIII. Su casa de Corella era la extrema pasión, disfrutaba mostrando sus salones, sus cuadros y hasta ínfimos detalles como pueden ser sus juegos de niño. Era un gran coleccionista, hasta tal punto, que en sus últimos años donó al Ayuntamiento de Corella para guardar en su fondo archivístico la colección completa de negativos y fotografías de D. Marcelino García ya que el mismo fotógrafo se las dio  a D. Juan como fiel protector.

Bien tuvo en cuenta y fue consciente el legado que recibió, pues supo hacerlo continuar en sus descendientes, dos hijos y dos hijas (Miguel, Pino, Rosa Elena y Juan). Y al final de su camino, ha querido acabar en su tierra natal, por lo que próximamente serán traídas sus cenizas a la Corella que tanta admiración demostró.


D. Juan Escudero Arévalo.

Entre los vecinos de Corella, se conocía a D. Juan como un gran señor, una persona admirable, que demostraba respeto y aprecio por sus convecinos. Tanto en sus paseos por la calle, en su asistencia a misas y procesiones como en sus negocios, en el Sindicato de Riegos, etc. muchos lo recuerdan como uno de los caballeros que ya no se ven por nuestra sociedad, un hombre de otros tiempos que vivió y se adaptó al siglo XX y XXI.

Para concluir, todavía recuerdo la última vez que estuvo en Corella, su interés por aquellas Jornadas de los Túneles que preparábamos y que el con entusiasmo las vivía como en su infancia, disfrutaba dando a conocer una parte de su historia.


Casa de D. Juan Escudero Arévalo, calle Caballeros, Corella.

Don Juan Escudero se nos ha ido, pero su historia y su memoria quedarán viva por generaciones en nuestra ciudad de Corella, de la que tantos antepasados suyos llegaron a defender desde los puestos de la alcaldía.

Así pues, D. Juan Escudero Arévalo, descansa en paz.

Andrés J. Sanz Fernández 



                                                                                 ©Andrés J. Sanz Fernández (06-2-2014)