viernes, 30 de marzo de 2018

UN MERECIDO HOMENAJE EN SEMANA SANTA PARA UN HOMBRE POLIFACÉTICO DE NUESTRA CIUDAD DE CORELLA.


Hace unos años, el Viernes Santo 6 de abril de 2012, publiqué un pequeño artículo en Diario de Navarra, que versaba sobre "el Viernes Santo en Corella" y en él, además de hacer referencia a la renombrada procesión del Santo Entierro, daba a conocer unos apuntes curiosos sobre la Función de las Siete Palabras, que se realiza en la Iglesia de San Miguel y, que ese año precisamente, había estado investigando, gracias a tener en mis manos las partituras originales compuestas por Mariano García Zalba.

Publicación que escribí para Diario de Navarra el día de Viernes santo de 2012.
En esa primera parte, me refería al acto o Función como algo barroco, teatral y conmoverdor. En éste caso, 6 años más tarde, no voy a decir nada más sobre las 7 palabras. Únicamente me limitaré a dar a conocer un pequeño pero necesario gesto que realiza un corellano, para que todo salga correctamente en dicha Función.

Juan Cruz García, conocido en Corella como "el cachena", ha sido durante muchos años enterrador y, gran entusiasta de nuestras tradiciones.

Juan Cruz García, "el cachena".
Junto con el cargo de enterrador, durante más de 40 años, ha sido el encargado de forma altruista de cortar hiedra en el jardín de Arrese y de colocarla adornando la cueva del Belén del Crucero, macero del Ayuntamiento, ha sido acólito en cientos de misas, funerales, procesiones, etc. Ha sido  y sigue siendo adorador nocturno activo condecorado con la insignia de "adorador nocturno veterano constante de asistencia ejemplar" al haber llegado a las 700 vigilias (que equivale a 50 años asistiendo a las 14 vigilias anuales que tenemos), se encargó del cobro de recibos de todas las cofradías de Corella, en tiempos era el encargado de preparar con su bicicleta los olivos y el laurel que se reparten en la Procesión del Domingo de Ramos y, finalmente, a lo que quiero llegar, ha sido campanero.

Seguro que a muchos os sorprenderá eso de "ha sido campanero" y, hay diversas formas de hacer ese oficio. En el caso de Juan Cruz, era el encargado de tocar tres campanadas un día al año y, podemos decir que las campanadas más importantes para los cristianos de Corella.

El día de Viernes Santo, la mayoría de los lectores recordaréis que al final del Concierto de las Siete Palabras, momento en el que se oscurece el templo de San Miguel y, el orfeón semitona el Credo hasta terminar en la célebre frase "muerto y sepultado", ha sido Juan Cruz desde hace 60 años el encargado de tocar las tres pavorosas campanadas en el interior de la iglesia parroquial.

Ésto lo descubrí hace unos años, pues cada vez que veo a Juan Cruz, aprendo alguna anécdota que cuenta y, el día de Viernes Santo del año 2013, cuando me dirigía a escuchar el concierto, aparece nuestro campanero con la bicicleta rosa (su incondicional medio de transporte), portando en la cesta una gruesa y pesada barra de hierro macizo y una maceta de albañilería. Mi pregunta fue directa: "¿para qué es eso, Juan Cruz?" a lo que Juan Cruz me respondió que hoy aprendería una cosa que llevaba haciendo muchos años.

Herramientas utilizadas por Juan Cruz para dar las tres campanadas al finalizar la Función de las Siete Palabras, el día de Viernes Santo en Corella.
El concierto desde su comienzo a las 12 horas del mediodía, lo escucha sentado en el altar mayor de la parroquia de San Miguel, tapado por los miembros del Orfeón y Capilla de Música y, mientras suena la penúltima pieza, prepara su invento para estar a punto en su trabajo.

Abre la puerta que da acceso a la subida del expositor del retablo mayor de San Miguel y, en una escarpia que lleva clavada desde que se encarga él de hacer sonar las campanadas, cuelga por medio de un recio alambre la vara de hierro. Está atento a la proclamación del Credo y, de forma tranquila y segura, por tres veces, guardando siete segundos de silencio entre cada campanada, ejecuta las tres campanadas que representan la fatídica hora en la que murió Cristo. Esa precisión del tiempo es fruto de la larga experiencia que tiene en el tema, pues ya controla bien la reverberación del sonido. De hecho, cuelga allí su invento, para que suene entre los huecos del retablo, causando mayor sonoridad y vibración.

Ahí vemos a Juan Cruz golpeando el hierro para la primera campanada.
Por supuesto que como espectadores del maravilloso acto, somos conscientes de que suenan esas campanadas pero, la inmensa mayoría no conocían su origen.

Así hoy, sin alargarme más, quiero reconocer la labor callada y eficaz de Juan Cruz García, pues es una forma de rendirle mi pequeño homenaje y admiración en vida, para que pueda ser testigo de cómo ha contribuido con su labor en pro de las tradiciones de su querida Corella y, hoy yo, en nombre de muchos corellanos se la reconozco.

Juan Cruz preparado para hacer sonar las tres campanadas, vestido de traje con riguroso luto negro, al requerirlo el día por ser Viernes Santo, día  de la muerte de Cristo.
La labor de Juan Cruz en el acto de las Siete Palabras, ha sido tan importante y necesaria como la de cualquier solista, director o músico y, podemos decir que incluso el origen de las tres campanadas es anterior al origen del concierto de las Siete Palabras (1874), pues encontramos su origen en la Solemne Función del Descendimiento de Cristo de la cruz (datado en 1656) que hace unos días dábamos a conocer.

A vosotros, queridos lectores, además de conocer un sencillo dato de la Función de las Siete Palabras, os animo también desde éstas líneas a que valoréis que toda ayuda que realiza alguien en nuestro municipio es buena y necesaria.

Este año, debido al delicado estado de salud de Juan Cruz, desconozco quién se encargará de dichas campanadas (o quizá nos sorprenda y sea él) pero, estoy seguro que a Juan Cruz y a mí, nos sentaría mal que no se tocaran y, otra tradición (a pequeña que sea) se perdiera para siempre y, ese sonido de las tres campanadas enmudeciera para siempre.

Como anécdota de Semana Santa protagonizada por nuestro protagonista de este escrito, también os contaré que Juan Cruz era fumador y, tenía por norma todos los años, durante la cuaresma dejar de fumar, como símbolo de sacrificio y penitencia, cosa que cumplía a rajatabla. 

Finalmente, os inserto un pequeño vídeo que realicé, donde se escuchan perfectamente las tres campanadas que realizó Juan Cruz el año pasado (2017). 



¡Juan Cruz, muchas gracias y, no dejes de contarnos historias que tan bien conoces!

Feliz día de Viernes Santo.

© Andrés J. Sanz Fernández.

30 de marzo de 2018.
Viernes Santo.


Nota aclaratoria: El presente texto está protegido y registrado por  Derechos de Autor. No se autoriza su copia y distribución indebida. ( © )

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